Qué bonita vecindad!!!.

Conoci una vecindad!!!. Bueno, no. Más despacio. Las vecindades existen!!!!. Perdonarán mi exceptisismo, pero después del vergonzoso incidente del “sonomás”, una creyo que el Chavo no era otra cosa que una leyende urbana.

Pero no!!!. Las vecindades existen. Están ahí. Claro, en la parte “no fresa” de la ciudad, pero están. Y yo conoci una!!!.

Igualita, al menos en forma, a la del Chavo. Identica. Es como un edificio pero en horizontal. Es decir, son varios “departamentos”, pero organizados alrededor de un patio interior. Que funciona así mismo, como patio. Ahí se cuelga la ropa, ahí se reunen los “vecinos”, ahí pasa todo. Como en el chavo.....jueee tannn bonito el flashback a mi infancia pero en 3D.

Una de esas cosas que uno no sabia. Las vecindades tienen puerta “exterior”. Mejor dicho, porton. Todos los vecinos tienen la llave de ese porton, y la de su propio departamento, pero como el tema de seguridad queda resuelto con el “cerrar el porton”, en realidad nadie cierra la puerta de su casa. Se deja abierta, como la casa de los Vargas, sin ningun problema, y se comparte todo con los “vecinos”. Es magnifico.

Si me dejaran juntar los planos de la vecindad del Chavo con la que yo conoci, más o menos estabamos en el “departamento” de Ron Damón. (Don Ramón, para los que no comparten la educación Gómez Bolaños Inc). Sólo que no era tan flaco, ni tan chistoso como Ron Damòn, era solo un amigo que se partio el pie, motivo por el cual terminamos todos (incluyase toda la vecindad) en su departamento, pero acompañarlo un rato.

Ese era el departamento 4. En el 3, osea en el donde deberia estar la bruja del 71, en realidad vivìa un papá con sus dos hijos. Ni idea donde estaría la mamá, por que francamente me dio miedo preguntar y que me contestaran. Incluso habían las escaleras de metal que llevarían a la casa de “Jaimito el cartero”, pero vivía una señora sola. La única que no se unió ala celebración, por que “tenía que descansar”.

Para montar la celebración se hace “una coperacha”. Una coperacha es lo mismo que “hacer la vaca”, pero sin el chiste rápido de “yo pongo los cuernos”. Igual, y deben tener algun convenio con el de la tienda de la esquina (en donde POR SUPUESTO vendían tortas de jamón) porque tampoco fue que reunieran tanta plata, pero trajeron comida y trago como si fueramos a montar un carnaval. Y es que había que darle a “todos los vecinos”.

Es tanta la hermandad entre todos los “vecinos”, que a la queja de “tengo que irme por que vivo lejos”, sobraron “recàmaras” en donde me podia quedar, tranquila, por que no vamos a dejar que una niña decente salga sola. Ni más faltaba.

Además, aún no termino de entender como fue que al final fui yo la que estuvo pendiente de la leche para las “nieves” de la vecina del 1 (medio parecida a Doña Florinda) que se iban a vender al otro día en no se que deportivo de la ciudad (asumì que un deportivo es la misma vaina que un parque pero con espacio para hacer deporte). Las nieves son la misma vaina que helados de leche como los que hacía mi mamá hace añooooooossss luz. Y no con fines comerciales.

En todo caso, como el porton estaba cerrado, yo tuve libertidad de moverme por todos los “departamentos”, y de conocerlos a todos, y claro, ¡!que bonita vecindad!!. Haberlo sabido antes, por que ahora, no se me hace tan mala idea: si ud va a vivir en México como estudiante pobre (osea como yo), no es tan mala idea vivir en una vecidad. Le juro que se va a divertir.

Y además, sigo insistiendo que México está desaprovechando un material turistico sin precedentes. Yo pagaría la plata que no tengo por conocer “la vecindad del Chavo” y por poderme tomar una foto en el barril del mismo. Y acá no se atreven ni a montar algo conmemorativo para recordarlo. Ha de ser por que Gómez Bolaños no se muere todavía. Pero están dejando pasar el negociazo.