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Wednesday, May 17, 2006

Aterrador

Creo que es una queja que a mi me han oído antes: a mi la gente sólo me cuenta sus cosas tristes. Vienen a mi es para quejarse. Yo soy el paño de lágrimas de medio humanidad.

Los que me conocen lo saben de cierto. Es impresionante mi karma con ese tema. Hasta los extraños que jamás me han visto terminan contándome sus “cuitas” por que, como bien me dijo alguna vez un amiga, yo tengo cara de pañuelo y paciencia de diván. Así se sencillo.

Ahora, el problemita tiene su lado amable (según ud lo mire). Nunca es más cierto el dicho de “ a falta de noticias uno asume buenas noticias” que conmigo. Es decir, si yo no se de alguien, de seguro, seguro, es por que le está yendo bien en la vida. Con toda seguridad. A mi nadie me cuenta los éxitos. Así que mientras las cosas marchan como debieran, poco se yo de los personajes.

Esto trae como consecuencia directa que yo JAMAS hago reclamos por que alguien no me llame. Es decir, jamás a mis amigos (y los que me leen no me dejarán mentir) hago el típico reclamo de “pero es que tu nunca me llamas”, o el “por qué es tan ingrato”. Jamás. Por que se, que mientras yo no se del personaje, el personaje es feliz, y pues, lo prefiero así que sumido/a en esas depresiones de las que normalmente soy testigo.

Normalmente sonrió cuando alguien me pregunta por alguien y yo puedo contestar con orgullo “noooo marik, no se nada ahí desde haceeee tiempo”. Es todo un motivo de orgullo, lo juro.

Y pasan semanas, meses y años. Pasa mucho tiempo y agua debajo de ese río. Pero curiosamente, muchos, después, cuando están mal, me buscan – han llegado al extremo vicioso de llamar a mi mamá para ubicarme – y me encuentran, sólo para decirme que la vida es una mierda, que todo va mal, y que nada, nada funciona como debiera (ja...como si yo no supiera de eso).

El hecho es que siempre, entre salto quántico y salto quántico pasa cierto tiempo. Y luego se extrañan por que yo no hago reclamos. Hay algunos que me lo han dicho: “mira, y no te importa que no te hable desde hace tanto”. O empiezan por la disculpa (esto es muy de las viejas), “oiga, que pena, yo se que soy una ingrata, pero imagínese que fulanito”, o tratan de imaginarse que el tiempo no ha pasado “oiga, y cuando nos vemos”, y cosas así.

Bueno, en realidad si me importa. Pero no por los motivos que ellos creen. No creo en los conceptos como “amistad” y “compromiso” como el común de la gente, así que en realidad no me importa si llaman, o si no llaman. Ese no es el lío. El problema, y serio, es que CADA VEZ soy más conciente de que solo llamarán cuando estén mal, cuando ya no puedan solos con los problemas y cuando necesiten una amiga con cara de pañuelo y paciencia de diván....

Y entonces cada vez es más común que yo piense cosas como “nahhh, ya volverán a llamar”, cuando me doy cuenta que hace días o años no habló con alguna persona. Y hasta ahora la vida no me ha desmentido sino en un par de ocasiones (toda regla tiene su excepción)

Y entonces empiezo a sentirme como un oráculo del mal. Cada “ya volverán a llamar” mío, me sacude en escalofríos, nada más por el hecho, de que lo cierto. Terriblemente cierto.

Es aterrador.

4 comments:

Alrevez said...

¿Me incluyo?

Anonymous said...

pues empiece a llamarlos sumercé de vez en cuando, sin que pase nada, y tal vez la sensación disminuya un poco. saludos le manda el gato, señorita.

patton said...

debe ser karma: en una vida pasada fue quien sabe que vaina que hace que hoy sea el centro de atracción universal de contar pesares. O tal vez es que inspira confianza.

Scaro said...

hmmm pues asi a primera vista me parece que tiene que ver un poco con tu forma de ser (obvio) y con el estado de animo que proyectas. Respecto a lo de tu forma de ser, supongo que eres tranquila, merio sería, sencilla... y por lo del estado de animo que proyectas, diría sin animo de ofender ni nada por el estilo, que de cierto modo tienes una imagen medio de compasiva, medio de algo triste, no se, solo se me ocurre.
Ahora, no te quedes con el ya llamarán, si tienes ganas de platicar o ver a alguien solo hablale o visitalo, aunque sea de entrada por salida.

Saludos.