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Friday, April 04, 2014

Ayyy que cansancio

Tal como les decía en el post anterior, uno de los beneficios que ha traido a mi vida la pulserita nazi es fijarme en mis ciclos de sueño. Y por lo tanto, ahora me fijo en mis ciclos de descanso y sobre todo en mis días de cansancio absoluto.

Cada vez me pasa más que mi cuerpo y mi mente me piden vacaciones. Un descanso. No hacer nada, no pensar. Dormitar y ser lechuga frente a la TV.

A medida que aumentan mis niveles de cansancio empiezo a apreciar mucho temporadas como la semana santa, que te dejan descansar y desconectarte, justo cuando el primer semestre del año parece imposible de sobrevivir.

Y pensando en mis niveles de cansancio me di cuenta que si tengo clasificados los 5 momentos más cansados de mi vida. Es un top 5 con los que comparo después todo momento “muy agotador” para ver si estoy exagerando o de verdad me estoy acercando a un “me revente” tanto físico como mental.

Este es mi top 5 de momentos muy muy cansado.

1.       Después de sobrevivir a la primera elección que ganó el Sr. AUV.
Fueron como 15 días de no parar. Trasnochar y madrugar. Yo estaba muy chiquita y aguantaba bastante ese ritmo loco de una campaña, pero en esos últimos días, le agregamos el componente presión y el componente de seguridad a extremos absurdos y entonces si me acuerdo que me revente. Cuando se acabó la campaña estuve dos días completos tirada en una cama sin la capacidad física de moverme. Ya no digamos pensar. Fue la primera vez, plenos 20 años y un corazón vagabundo, que me di cuenta que uno si se puede reventar.

2.       Después de 5 días en NY. La verdad es que me revente a conciencia. Sabía que yo ya no estaba para esos trotes, pero me aterraba la idea de dormir y dejar de ver NY que estaba ahí afuera. Además un par de días me levante muy temprano y camine a niveles ilógicos. Creo que si me recorrí al menos Manhattan. Y claro, para el 5 día me sentía físicamente enferma. Como si fuera yo la que corrió el maratón. Fue la primera vez, además, que no me queje por la reventada. Yo sabía que iba a pasar y quise tomar esa ruta. Lo que no significa que después me pasara toda una semana tratando de recuperarme.

3.       Después de la celebración de los 200 años de independencia y los 100 años de la revolución mexicana. La verdad es que fue muy agotador todo ese año. Sacar adelante la agenda de eventos, controlar presupuestos, ir a licitaciones y además hacer tu trabajo. Para cuando acabaron los festejos me tome 4 días en una playa en donde no hice otra cosa que dormitar viendo el horizonte. Un abrazo solidario a los que sabemos lo que es trabajar en fechas en donde todos los demás se divierten. Al final, el más reventado eres tú.

4.       Durante lo peor semana de enfermedad de mi papá. En su primer infarto (no olvidar que lleva 4). Yo estaba en la universidad y creo que nunca había pensado en serio que los padres son mortales. Y por supuesto, la primera vez que te enfrentas a esa idea es completamente aterradora. Fue,, además, una sucesión de eventos que llevaron a una operación a corazón abierto. Lo recuerdo como una de las épocas en que menos dormí, pero afortunadamente estaba yo joven y en realidad el cansancio era más esa mezcla de estrés e impotencia que siempre te da cuando te das cuenta de que alguien a quien quieres mucho está muy enfermo.

5.       Después de recorrer 110 kms en bicicleta hasta Pachuca. La verdad es que fue culpa mía por que aunque había entrenado mucho para eso, en los 8 días antes de la carrera me descuide mucho y me enrede en una historia (jijijij) que poco me dejaba dormir. Y pues si, mi cuerpo aguanto los 110 kms por que yo había entrenado, pero de regreso sentía que las articulaciones se me iban a desprender. Además, me insole. Así que creo que hasta fiebre tenía. Una cosa horrible que me enseño el por qué a los deportistas antes de eventos importantes los llaman a una concentración y no les dejan distraerse. No sólo de entrenar se vive.

Y uds tienen un top de momentos muy cansados?

Levante la mano el que me entienda

Wednesday, March 26, 2014

La nazi del movimiento

Uno de los regalos que pedí esta navidad al niño dios y que como me había portado muy bien, me trajo, fue una pulsera para registrarejercicio.

El niño dios que viene a mi casa, exige que uno le muestre una comparación de precios, estudio de mercado, factibilidad, posibilidad de ampliación y demás. Así, la pulsera que escogí fue la polar loop. 
Muchas cosas he aprendido desde que tengo mi pulsera  (a.k.a la nazi de la muñeca) y muchas son las cosas que he reflexionado al respecto en los largos trancones de regreso a casa.

  1. Estas pulseras están muy muy de moda. Serio. Curiosamente, en mi círculo social sólo están de moda entre los hombres. Son los hombres los que andan presumiendo sus pulseras y quien tiene más datos y más información (todas las pulseritas vienen con una app que te deja tener información estadística sobre tus niveles de actividad y sueño en el día) y hasta el momento TODAS las conversaciones que yo he tenido al respecto son con hombres. Al parecer es un tema demasiado ñoño o poco estético (las pulseras, así que ud diga, bonitas, no son). Y si me da curiosidad si hay datos de uso entre hombres y mujeres. La mía te deja rastrear “amigos” y aunque no es una tarea que he hecho con juicio así de rapidez, sólo se ven hombres.
     
  2. Curiosamente, lo que más me ha enseñado a mí la pulsera son mis ciclos de sueño. Esta pulsera divide el tiempo en que estas dormida (la pulsera sabes que te dormiste porque te quedas quieta y porque baja tu ritmo cardiaco) en dos grandes secciones: lo que ellos llaman sueño reparador y sueño intranquilo. Normalmente yo duermo 5 horas de sueño reparador y SIEMPRE tengo al menos una hora de sueño intranquilo. Normalmente esa hora de sueño intranquilo es entre las 4 y las 5 a.m. Mucho antes de despertarme. Ahora, siempre siempre hay un día a la semana en donde duermo muy mal. Siempre. Desde que la tengo, hasta hoy siempre un día a la semana he dormido apenas 2 horas sueño profundo y 5 horas o 3 horas de sueño intranquilo. Eso se llama tener problemas de sueño y tener evidencia!!!.
     
  3. A la pulsera la primera vez que uno la usa uno le integra su edad, peso, estatura y meta. Y con esos datos la pulsera te saca un 100% de actividad al día. Se supone que entre más cumplas ese 100% de actividad más te acercas a la meta (como buenos gringos te dicen que no es ciencia exacta y que no se comprometen, y bla, bla, blá). Existe una relación muy grande entre los días en que yo hago menos del 45% de actividad y las noches que duermo de pesadilla. Y tengo las gráficas y datos que lo prueban. Así pues, ahora sé que hacer ejercicio me ayuda a dormir y tengo información que lo válida.
     
  4. La pulsera también te dice cuántas calorías consumí en el día. Curiosamente, aún con todo lo vieja adicta al tema del peso y el consumo calórico que me he convertido, es el dato que menos me ha interesado. Cuando la usas con el monitor cardiaco se supone que es muy exacta, pero la verdad es que yo no creo que el consumo calórico me esté ayudando ya a bajar de peso, dado que los músculos pesan más que la grasa que quemó, así que este año decidí dejar de joder por los 64 kgs y más bien enfocarme en la ropa. Y ahora que es temporada de calor, la ropa ha estado de mi lado, así que los niveles de actividad del 100% en el día ayudan y ayudan mucho.
     
  5. Lo que le falta a la app de mi pulsera es poder integrarle la información de lo que consumí en el día para que ella solita haga el cálculo del 100% de actividad y todo eso que podría hacer con tanta información. Yo le tengo fe a esos desarrolladores, por que ya han hecho muchos avances (ahora la actividad la convierte en pasos y esos pasos en kms “andados”) y estoy segura de que llegaran a ello. Lo que no sé es si llegaran a ello antes de que me aburra del tema o antes de que salga una más buena, bonita y barata. No lo se, al fin es un espacio en donde todavía cabe cualquier cantidad de desarrollos y mejoras. Y está interesante ver eso justamente: con qué van a salir. Como diría cierto amigo: qué bonito es vivir en el futuro. 

Friday, March 14, 2014

Tlaxcala, existe

Tlaxcala, existe.


Yo la verdad no tengo tan claro por qué Tlaxcala era una leyenda urbana en el D.F. Supongo que es por el hecho simple de que uno no conoce gente de Tlaxcala. Y pues es raro, dado que en el DF hay gente hasta nacida en otros mundos. Así que seguro por ahí empezó la leyenda.

El punto es que dado mi carácter de extranjera me parece al menos justo que sea yo la que venga a decirles que estuve en Tlaxcala, que existe, que es muy bonita y que la verdad creo que tienen un gran sentido del humor los tlaxcaleños (o tlaxcaltecas, como sea).

Hace un par de semanas en una escapada de la ciudad que se había convertido en una urgencia, decidimos ir a Tlaxcala (del por qué ahora escribo en la primera persona del plural, luego les cuento). Se nos hacía un gran destino porque si las cosas salían muy mal (que no fue el caso) siempre podíamos encontrarnos algo surrealista o descubrir que ahí no había nada, o algo, que salvará la experiencia.

Y pues así llega uno a Tlaxcala. Dejándose sorprender por todo.



Pa empezar son un pueblo amigo de la tecnología. El parque del pueblo tiene wifi. Completico. Una maravilla. Y además, es bonito. Pasa que eran una gran ciudad en tiempos de los aztecas (Tenían 4 señores, y para tener 4 señores que no pelearan por gobernar se necesita una forma de ser muy particular….y riquezas para 4 señores).  Hoy en día uno puede leer la historia de los 4 señores de Tlaxcala y la llegada de los españoles y todo lo que siguió en unos murales súper súper bonitos que hay en el Palacio Municipal.

Y además, tiene carnaval. En realidad es mucha gente vestida de formas muy muy curiosas y bailando SIEMPRE la misma tonada hasta que uno como turista necesita irse a tomar algo para olvidar que el baile lleva 15 minutos con la MISMA tonada, pero bueno, ellos lo llaman carnaval.

El detalle que más me gustó fueron las iglesias. Tlaxcala fue la primera ciudad a donde llegaron Cortez y su tropa, y entonces, ahí está la primera iglesia, el primer púlpito y la primera pila bautismal del “Nuevo Mundo”. En esa pila los 4 grandes señores de Tlaxcala pasaron a llamarce: Vicente, Lorenzo, Gonzalo y Bartolomé. Creo que en esa simpleza y normalidad Tlaxcala vendió su suerte.  ( Si uno deja de ser un gran señor para ser Bartolomé (a secas) ya puede ir viendo como le va a ir en la vida).

Supongo que en algún momento los de Tlaxcala (no me acostumbro a estos gentilicios) decidieron que si el asunto era llenar el pueblo de iglesias al menos había que encontrarles otro forma de presentación. A lo mejor de allá vienen todos los publicistas del DF. En todo caso, en Tlaxcala hay una iglesia que también tiene una plaza de toros, y maravillas de las maravillas, hay una iglesia que también es un barco. La carabela de la fé tiene su humilde morada (una piscinita muy chiquita) en medio de la inmensidad del campo en Tlaxcala.



Si eso no es humor fino, no sé qué podrá ser.

Y pues bueno, si ud necesita un lugar surrealista pero bonito (tipo biennnnn goeeeiii) al que escapar para salir del DF cuando se le haga urgente, yo de verdad le recomiendo Tlaxcala.

Se va a divertir (Por que Tlaxcala, Existe!!).


PD: Este post es el primer noble intento de mi parte por retomar el escribir, dado que gente como MauSanchez y Mono han retomado su blog. Volvamos a esta casa, que siempre fue nuestra casa, y en donde no hay tanto pendejo con micrófono (a.k.a Twitter)