Yo me encuentro a la gente.
Al principio creí que se debía simplemente a una probabilidad estadística, en la que sin querer queriendo, había quedado atrapada y ya no podía salir.
Es decir, Bogotá tiene 8 millones de habitantes, de los cuales más de la mitad vive en zonas marginales. Mi casa estaba ubicada justo al lado de la 82, por lo que era estrato 5 (al respecto solo estoy remitiéndome a los hechos, no estoy presumiendo), es decir creo que era sólo un 15% de la población. (del otro 50% que no está en la miseria)
Mis amigos y conocidos afortunadamente no pertenecían a las personas en la línea de miseria. Y además aunque amigos amigos pocos, en esa ciudad están los amigos de mis papas, los amigos de mis primos, los amigos de....la gente a la cual uno tenía que saludar aumentaba exponencialmente. Así que era muy probable que cada que yo saliera de mi casa a caminar por los alrededores, me encontrara con alguien. Y sucedía: TAL CUAL.
Incluso a los que no quería ver, como mis ex jefes. Siempre, siempre me encontraba a alguien. La cosa empezó a ser vergonzosa para mis amigos cuando no sólo me encontraba a la gente sino a los esquemas de seguridad de la gente. O sea, ya no saludaba a uno sino como a 15. Eso cuando no les daba por hacer sonar las sirenas cuando me veían....
Pero si me salí de ese circulo vicioso. Me vine a vivir a una ciudad grande grande grande. En donde es casi imposible que te encuentres a alguien, o que veas a la misma persona dos veces en el metro.
Excepto que, en el tiempo que llevo acá, cero y van dos veces que me encuentro a alguien.
La primera en el centro comercial cercano a mi casa, que además presume de ser el más grande de Latinoamérica, apenas entrando me encontré un compañero de la U.
Y anoche, en la taquilla de un cine, al OTRO extremo de mi casa, y sin siquiera haberlo supuesto, me encontré con una persona que conocí por una única noche hace más o menos dos meses. Sobra decir que él me reconoció a mi, no yo a él, y que le tomo como 10 minutos explicarme de dónde nos conocíamos. Fue lo que uno podría llamar “un encuentro casual” pero en esta ciudad, y con los antecedentes, me pareció más una suerte de recordatorio: “estas condenada a”.
Y es justamente por eso que yo no soy infiel. Estoy absolutamente segura de que el día en que este con alguien poniéndole los cachos a otro alguien...me voy a encontrar a alguien.
Destiny.
Pd. Vean, en serio, uno de los primeros hábitos raros que tengo es que DETESTO las listas. No me convencen. Me parece que es como tratar de juntar peras y naranjas en una misma suma y nononononon. Así que he decidido que NO voy a hacer una lista de los cinco hábitos más raros. A cambio, y para que no todo sea pelea, haré 5 post con lo mismo. Un post por hábito, en donde este, el de encontrarse a la gente, es el primero.
Thursday, January 26, 2006
Cero y van uno
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3 comments:
Dicen que el mundo es un pañuelo. Tan pequeño que no sabes a quién te vas a encontrar. Eso a veces es bueno y otras, ¡es horrible!
El mundo se confabula para que no tengas de otra y te tengas que portar bien... ya que.
La pregunta es, ¿éste es realmente un hábito extraño?
Cuando uno tiene un encuentro casual de ese tipo, se suele decir que "el mundo es pequeño", agregaría yo y la Ciudad de México más. Por eso hay que estar a las vivas (siempre pendientes) si es que uno anda en "malos pasos".
Tambien opino que eso no es un hábito, sino un extigma.
Yosola:
Compartimos ese "destino" de andar topando gente. Yo vivía en Chapinero, pero podía encontrarme a la gente más inverosímil en Bosa, en el centro, en los buses, en cualquier infeliz esquina en donde nadie tenía nada que hacer...
La tapa de estas casualidades la viví, sin embargo, en el DF cuando fui a visitar a quien te conté. Estábamos en una estación del metro (línea café) con intercambio a otra, viernes, 5 pm, te imaginarás la chingada de gente... y justo allí nos encontramos con un companiero venezolano que estudió con nosotros en Alemania y del que hacía más de un anio no sabíamos nada!! plop plop.
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