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Thursday, January 10, 2008

Emmanuel

Si aquellos que dicen que todo colombiano en el exterior es un embajador del país, tienen razón, yo debo ser, de lejos, el peor elemento del gobierno. Soy, en corto, la peor agente turística que pueda tener el país. Lo admito. Yo sí, vivo diciéndole a los de acá que en Colombia, que yo sepa, no se les ha perdido nada, y que pagar mil dólares para ver cosas bonitas (cierto) pero nada digno de un libro de historia, es demasiado costo para tan poco beneficio.

No tengo problema alguno en admitirlo: un país en donde no hemos podido vivir sin la necesidad de perros antiexplosivos en los Centros Comerciales, no es un país particularmente digno de orgullos.

Y sin embargo, nada me ha devuelto más la esperanza en mi gente que la historia de Emmanuel. No de Clara, la mamá, aunque celebró inmensamente su liberación. Pero es que entendámonos: lo de Emmanuel no fue una liberación, fue un ESCAPE: el GRAN ESCAPE.

Sólo para tratar de ubicar a los de acá: Emmanuel es un niño que nació en cautiverio. Hijo de una secuestrada de las FARC (Clara Rojas) y uno de los guerrilleros que la custodiaban. Como si el síndrome de Estocolmo necesitara más pruebas, hoy en día hay una de 3 años en mi país que da cuenta. Al menos eso espero yo, porque quiero creer que bajo la concepción de ese niño, en lo inhóspito de la selva colombiana, lo que hay es una historia de amor.

Y tras esa historia de amor (aunque en estricto sentido de la verdad no tenemos confirmación de la misma) la vida se abrió paso. Y se abrió como sólo “la vida” sabe hacerlo: aún bajo las peores condiciones. Vamos a dejar esto claro, el asunto debió ser tan complicado que Emmanuel sufrió la fractura de un brazo en el momento de nacer. Uds calculen los riesgos de ese parto, sin mencionar los de ese embarazo. Y sin embargo, nació.

Nació secuestrado. Para todo el país Emmanuel estaba creciendo en la mitad de la selva, custodiado por guerrilleros, rodeados de fusiles, cambiando constantemente de campamentos, y en manos que no eran las de su madre. Era lo único que sabíamos a ciencia cierta: a Clara le habían quitado el niño.

Pero mientras 44 millones de personas pensábamos eso, el niño, que tiene que haber nacido para algo muy grande en este mundo, realizaba uno de los mejores escapes del mundo. Ayudado por manos anónimas, que nunca supieron el giro narrativo que le estaban dando a la historia más conmovedora, permitieron no sólo que saliera del mundo guerrillero, sino que fuera a parar de plano en manos del Gobierno colombiano. Nada más y nada menos que a la institución de Bienestar Familiar.

En corto: al niño se lo entregan a un jefe guerrillero, que decide dejarlo con una familia campesina, que por una casualidad de la vida termina llevando al niño a un hospital, en donde los médicos deciden quitárselo al supuesto “familiar” porque muestras síntomas de maltrato crónico (entre ellas un brazo fracturado con apenas 8 meses de edad). Y a partir de ahí el niño pasa a vivir en un hogar de Bienestar Familiar. Es decir, pasa a vivir con el Gobierno. Es como haber salido del campamento guerrillero para ir a dar, de lleno, en la estación de Policía.

Todo esto, bajo el anonimato. En realidad, todo pasó por que nadie supo nunca que ese niño era Emmanuel. Porque el rompecabezas se armó cuando el giro ya estaba hecho. Al mejor estilo “Lost” todos los protagonistas de esta historia (que yo resumo en demasía, además) se dieron cuenta de lo que habían hecho cuando ya rodaban los créditos finales. Nadie, en el camino, se percató de la “serie de eventos afortunados” que permitieron que el único niño nacido en cautiverio saliera libre mucho tiempo antes que su mamá.

Y acá es cuando empiezo a pedir demasiado. Yo quisiera que siguiéramos así. Que no supiéramos nada más de Emmanuel. Que no nos lo muestren. Que no aprendamos a reconocerlo por los titulares en los periódicos. Que no se convierta en figura pública. Que respeten la suerte inmensa que ha tenido, y lo libre que ha sido bajo el anonimato. Que entiendan que esos, y nadie más que esos, son los colombianos que valen la pena, los que no se nombran, lo que hacen su trabajo porque eso es lo que hay que hacer, los que hacen las cosas bien, porque es la única forma de hacerlas, las que no esperan titulares de periódicos ni cintas protagonizadas por Oliver Stone para entender que la única solución que tenemos es convencernos a nosotros mismos que la vida está por encima de todo.

Si eso sucediera a sí estoy segura que en 20 años oiremos hablar de un Emmanuel que nació en Colombia sólo para que grandes cosas pasaran a su paso. Y que tiene a cuestas, la mejor de las historias. La que devolvió a mucha gente la esperanza en sus compatriotas: la gente de a pie.

Tal vez, sólo tal vez, por eso valga la pena ir a Colombia: para conocerlos.

Que levante la mano el que me entienda.

Pd: Hoy liberaron a 2, pero nos faltan miles. Los queremos a todos, libres, vivos, y en paz.

14 comments:

Alrevez said...

Yo levanto la mano, es una historia de no creer, una serie de sucesos afortunados!

Mafe said...

Yo levanto las dos Maja!
Pa' cuando cuadramos la cita en Bogotá??

Y si, nos faltan un poco menos de 800. A todos libres, vivos y en paz.

Anonymous said...

pos ya valió hija... emmanuel, por el momento, es el niño más famoso del mundo y cuyo nombre e historia ya conocemos todos, el anonimato se lo han roto a tan tierna edad y es una lástima que lo usarán como herramienta gubernamental para cualquier barrabasada.
cuando emmanuel tenga 20 años, tal vez, volverá a ser anónimo, pero le quedará un incómodo recuerdo de lo famoso que se volvió cuando todavía no tenía conciencia.
por los demás colombianos anónimos por todo el mundo y en su misma colombia, por éso sí levanto yo también la mano.

José Luis said...

Yo también levanto la mano. Estoy totalmente de acuerdo que aquí los verdadero colombianos que valen la pena son los "anónimos", por que desafortunadamente los únicos secuestrados que están en todos los titulares y por los que se lucha son los póliticos.

eduardo said...

Y yo, que le he seguido desde el principio celebro este bien logradísimo post; una agradable forma de mostrarse a sí misma que vale la pena no ser ciudadana de un país, sino de un mundo en el que suceden histórias mágicas como la de Emmanuel.

Gracias por este regalo.

Anonymous said...

Bastante sesgado e impreciso su relato. Me parece muy bien que se quede allá, gente negativa como usted es lo que menos necesita Colombia. Me da risa que le horrorice que en los centros comerciales se necesiten perros (algunos modernos tienen detectores más sofisticados), como si en los países desarrollados no hubiera toda clase de medidas de seguridad. En Estados Unidos, por ejemplo, después del famoso 11-9 se extremaron en numerosos sitios públicos, por no decir que en todos. Y eso que usted es periodista...

Anonymous said...

NENA ESTA RE MAL VEN A COLOMBIA Y TE DAS CUENTA DE COMO ESTAN LAS COSAS SABES MEJOR VLLASE PARA VENEZUELA QUE ALLA SI LA RECIBEN BIEN TRAIDORA

Anonymous said...

Creo que el ononimo no leyo detendamente el relato. A mi me parece que esta muy bien escrito, general, pero cuidadoso y eso es ser objetivo, porque no esta hablando mal del pais todo lo contrario, evita q se mal interprete el tema. Evoca la esperanza y advierte sobre el poder de la publicidad y de la fama de emmanuel.
Al

Anonymous said...

mafe, 800?
son tres mil los secuestrados en el país de las tres cordilleras(minadas) y los dos océanos llenos de restos de descuartizados

Chanfle II said...

Hay un anónimo en el comment número 6 que te etiqueta como negativa (para empezar de los "anónimos" ya estoy hasta el queque, ¿qué no tiene huevos o 3 segundo para firmar?)

No sé cuál sea la parte de la idiosincracia del colombiano la que "ofendiste", pero a mí me parece muy claro el mensaje y por ello, levantos los manos, las patas, las uñas y las cejas.

No más personajitos públicos no-públicos en los medios. Ya estuvo sabroso. Suficiente tenemos con los públicos sí-públicos como para importar más de los primeros. Como aquel Elián, pobra chamaco. O como el niño del pozo en Los Simpson.

Buen blog el tuyo, lo visitaré seguido.

Eric Uribares said...

Muy bueno.

Saludos mexicanos

Anonymous said...

Esta historia es la vida que se abre paso a pesar de las circunstancias.
La leí en las noticias pero gracias a tu post me ha sio permitido verla del modo más amoroso y humano que se pueda.
Gracias por este post de alegría y esperanza en un mundo mejor para todos

Anonymous said...

Levanta la mano a medias...por fin alguien acierta con lo que la historia mas interesante es la de Emanuel...toca bajar la mano de nuevo por que aunque "produzcamos" tanta historia interesante creo que la £800 que me lleva a Cali mejor las gasto en otros rumbos...
btw bajemole a la emocion que Emanuel no es el nino mas famoso del mundo...

stessa said...

No creo que sea el único niño nacido en cautiverio, más bien el único que salió del anonimato.

También me conmovió la historia (a quién no)... pero siempre me ha molestado que sólo sea noticia, se hagan marchas y a la gente se le ague el ojo, cuando la víctima es alguien o hijo de alguien.

Las historias realmente dramáticas deben ser las de "los nadies", lamentablemente como "cuestan menos que la bala que los mata", a nadie le importa.