Match Point.

El mayor error fue dejar que a ambos se nos acabaran las palabras propias, las frases no pronunciadas, las cosas dichas, y hubiéramos tenido que recurrir a las canciones, es decir, a las palabras prestadas.

Yo no se quien hizo el “saque”. Ya no lo recuerdo, y no quiero buscarlo en mi correo (ahí estaría toda la historia). La cuestión es que además de mandar la canción para que “doliera”, empezamos a mandar pequeños textos, que creo, terminan por hacer más daño.

Se que fue él quien me mando “Muchacha ojos de papel”, de Spinetta, por la frase aquella de “corazón de tiza”. Dijo que así era yo: con un corazón de tiza y borrador. Gracias. Esa parte se la deje ganar completita, y sólo le devolví el mandado con “ECO” de Jorge Drexler, por aquella frase del comienzo: “esto que oyes, ya no soy yo, es el eco, el eco, de un sentimiento”.

Creo que eso le dio aliento, por que me contesto con uno de sus favoritos, Charly García, con una de esas canciones que no tienen forma de ser entendidas, a menos, que ud le ponga un contexto: “No te mueras en mi casa”. Pensando más en molestarlo, que en contestarle, yo me devolví con un cambio de género radical “Cómo me mira” de Fonseca. Contestarle a Charly García con Fonseca tenía que ser un insulto para él.

Cosa curiosa, no se ofendió. Al contrario, pareció seguirme el juego bastante bien, mandándome “Loro Mojado” de Cesar Mora. Claro, la canción parece haber sido mandada a componer por él, y estaba en el ritmo que yo había puesto, y bueno...admitámoslo, esa parte del partido la ganó por completo. Así que yo en lo único que pensé fue en devolverme al ritmo original, o al menos uno no tan “guapachoso”, y conteste con “Pienso en aquella tarde” de Pereza. Yo se, puro pataleo de ahogado.

Con toda la vanidad que da la victoria me mandó “Te quiero igual” de Andrés Calamaro. Pero no calculó que yo había tenido tiempo para recuperarme, pensar, y buscar nuevos ritmos. Así que le conteste con todas: “Agora so falta voce” de María Rita. Pasarme al portugués fue un golpe bajo para él, yo lo se. Además no se lo esperaba, y claro, lo desequilibre.

Contestó súper rápido –otro pataleo de ahogado – con “Te recuerdo Invierno” de Charly García, pero yo todavía tenía el sartén por el mango. Así que me di el lujo de dejar pasar la bola. Obligarlo a volver a sacar, si quería seguir en este juego. Ese fue mi error.

Por que claro, lo deje hacer lo mismo: pensar y recuperarse. Así que ayer me contesto con todo lo que me puede doler a mi: “Los restos de nuestro amor” de Fito Paez. Que sea él quien conteste con Fito Paez – que es mío – es un golpe bajísimo. Pero además, sabe que ya no puede dejarme respirar para contestar, así que tuve que devolver la bola ayer mismo, y recurrí a lo único que se me ocurrió: si él usa a Fito Paez, yo también, finalmente yo tengo más derecho: “Las cosas tienen movimiento”.

Y ahí vamos. Y ahí van mis viernes de los últimos meses. Y no, no puedo explicarles lógicamente, o al menos de manera racional, por que estoy metida en este partido de tenis, con visos de boxeo profesional, ni por que no me decido de una buena vez por todas y cierro está “puta puerta desvencijada”. No, no se.

Pero eso sí, a todos los que son rápidos para juzgar en estos asuntos, recuerden que es mejor no levantar la mano para sentenciar hasta que ud se asegure que está “libre de pecado”.