Cosas de la Tencología.

Lo que más me preocupa de cómo nos estamos relacionando con la tecnología es que cada vez tenemos menos certezas. Menos y menos. Y eso, me conflictua.

Me explico.

Antes, un reloj, daba la hora; el teléfono recibía y sacaba llamadas y un televisor era un televisor. Simple, sencillo y sobre todo certero. Fueron este tipo de cosas las que permitieron que nuestro padres y varios primos mayores siempre supieran qué era qué, incluyendo lo que era bueno y lo que era malo.

Pero ya no más. Hoy, te compras un reloj, y la primera pregunta por la cabeza de todos (levante la mano el que no) es: y qué hace tu reloj?. Cómo que qué hace!!!. Da la HORA!!!.

Ahh bueno, claro que también mide la presión, las pulsaciones, da la fecha y si está de buen genio te habla cuando estés solito. Incluso, nos lo ha enseñado el cine, un reloj te puede salvar la vida.

Parece absurdo, y tal vez lo sea, pero en realidad lo más peligroso, es que nos hemos quedado para siempre sin certezas. Habemos quienes vemos Tv en los portátiles, oímos radio en la TV, utilizamos el celular de radio y el radio de grabadora de voz. Y así, al infinitum.....

Y entonces uno ya no sabe qué está bien y qué esta mal. Qué hace el teléfono, además de recibir y sacar llamadas (y a veces es lo único que no hace). Los manuales de instrucciones se han vuelto indispensables, pero sólo como recordatorios de qué en realidad jamás sabremos todas las posibilidades de los aparatos que tenemos.

Y es que ahora, no sólo los humanos están llenos de posibilidades. Ahora todo chunche electrónico también. Incluso los de pilas. Es cómo si la venganza japonesa nos hubiera alcanzado a todos.

No me vayan a decir que no es conflictuante: al paso que vamos - el día menos pensado - no sabremos cómo es que hace el perro. Y entonces, siempre, habrá que preguntar, que de dónde el blanco, de dónde el indio, de dónde el negro, y de qué manera.


Un pequeño post homenaje a Beba Masullo y a la amiga que me la recordó.