1. Uno sabe que montar en bici los viernes de quincena por la condesa es casi igual a irse caminando. Hay que ir muy despacio, esquivando los carros que van como locos, y los locos que se juran carros. Uno lo sabe y se llena de paciencia para pasar 5 cuadras como en 30 minutos. La idea es no tener otro accidente, así que uno va despacio y sin subestimar los andenes (las banquetas). Los viernes de quincena en ese barrio se vale todo. Por eso no extraña el carro rojo que intenta cruzar la calle para quedar a mitad de camino. Justo en la entrada del camellón para bicicletas. Uno suspira. Que otra cosa se puede esperar de los niños plays los viernes de quincena en el barrio más fresa de la ciudad. Nada. Así que uno suspira, se baja de la bici y sube a pulso la misma al andén. Lo que si sorprende es que el conductor de dicho carro rojo se haya dado cuenta del error, haya bajado la ventana y de hecho, haya gritado “Perdón!!! No note lo mucho que me atravesé!!!”. Un mexicano fresa pidiendo perdón en pleno viernes de quincena en plena condesa. Eso, seguro no lo vuelvo a ver. Sobra decir: ¡Estás perdonado!!!”.
2. La última vez que uds vieron a Silvia Pinal fue en cualquiera de sus muchos shows, presentaciones y obras de teatro. La última vez que YO vi a Silvia Pinal fue cuando casi me la llevo en la bici, por bruta. Bruta ella, no yo. Aclaro. La señora iba llegando a una escuela de teatro que hay muy cerca de mi casa. Es una academia medianamente reconocida, o al menos siempre tiene bastante gente afuera. Pasar por esa academia es un sufrimiento, por que el andén siempre está lleno de preadolescentes y adolescentes en algún receso haciendo estorbo mientras fuman. Esa noche ya el asunto estaba mucho más calmado y solo había carros. Yo calcule que pasaba por detrás de una de las narcocamionetas estacionadas afuera. Cuando gire para dar la curva del carro me encontré con Silvia Pinal DE FRENTE. Casi me la llevo. Centímetros. Mi única opción fue dar el timonazo y esquivarla a ella yéndome a la mitad de la calle. Ni frenar alcanzaba. Sobra decir que ella se asusto más que yo cuando me vio, pero yo sufrí más que ella. No todos los días uno cuasi mata una leyenda de su infancia.
3. Sabes que esto de andar en bici si está haciendo popular cuando tienes que fijarte al frenar, que no tengas bicis detrás de ti. El otro día casi causo un accidente múltiple por que me arrepentí de cruzar al último momento y frene en seco. Tenía dos tipos atrás en sus bicis y ellos confiaron en mi osadía. Sobra decir, es una forma un poco extrema de hacer amigos.
4. Andando todos los días en el D.F. no tienes nunca chance de realmente acelerar. Es decir, jamás tienes que pasar al siguiente cambio por que ya vas tan rápido que la bici te lo pide. Eso hasta que hay un domingo de ciclovía. Aunque acá lo llamen ciclotón. Una de las avenidas principales, Patriotismo, para ser exactos, se convierte en un gran camino de bicis. Y Reforma también. Pero es más bacano Patriotismo por un solo detalle. Es una cuesta. Subirla es una mierd, aunque sirve mucho para que pruebes como funcioan de verdad los cambios en la bici. Y de bajada, ufffffffffffffffffffffffff. De bajada. La velocidad es lo máximo. Más, cuando tu bici es tan estable que puedes soltar las manos y levantar la cara al cielo. En serio, Meg Ryan en “un ángel enamorado” es una pobre amateur. Y claro, compruebas que a determinada velocidad, la bici misma te pide que cambies el cambio. Tal cual.
5. Sobre Reforma se supone que hay un carril para bicis. Es una franja roja pintada sobre el suelo y que se supone los carros deberían respetar. Y yo estoy dispuesta a hacer de psicopedagoga. La idea siempre es agarrar Reforma en contravia, sobre el carril de las bicis e irme haciendo sonar a rabiar el timbre de la bici. No solo me ven, por que voy de frente hacia ellos, sino que me escuchan. Mi amiga dice que al menos se tienen que morir 4 ciclistas pa que los capitalinos entiendan que ese carril no lo tienen por que ocupar. Bueno, si notan que no aparezco en 3 días seguidos, ya saben que fue lo que paso. Aunque me cueste la vida, pero yo hago uso de los espacios que en teoría son de las bicis!!!. Faltaba más!!.
6. Meter al gato en una mochila y montarse con él en la bici es PÉSIMA idea. Aún cuando le dejes un espacio paras que respire y además lo lleves en la parte de adelante. Los gatos no aprecian esos detalles.
Monday, September 29, 2008
Historias en bici.
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6 comments:
Los Gatos son traicioneros
Y Las bicis son bonitas
Hombre no, los gatos no son traicioneros, son sólo gatos!
Me encantó su post en bicicleta señorita. Hace unos meses traté de caminar por la Condesa en un viernes como ese que describe... es imposible.
Te imaginas que te hubieras llevado de corbata a Silvia Pinal??.. jaaa... ya te veía en una portada de revista del corazón : P
jajaja un gato en la bolsa...
maja me acabas de alegrar una mañana que por labores oficinescas se veía gris...
Chevere que estés tan metida en la onda de la bici, yo por acá hago la mayoría de traslados con el bicing, el sistema de bicis publicas, aunque todavía no me decido (cuestiones de espacio) a comprarme la mía...
Supongo que estarás en primera fila en el nuevo episodio del VI...
un abrazote
Si, por experiencia sé que los gatos no aprecian que uno los saque de la casa a pasear, y menos en esas condiciones...
"Meg Ryan en un angel enamorado"... es que todavia no me lo imagino!!
De resto, sumerce, y doña Silvia después del susto, ni un autografo ni un empujon??
1. Es que pitar, pelear, sufrir .. es inútil. Esquivar es la respuesta.
2. Me imagino el titular. "Colombiana atropella a Silvia Pinal"
3. No, eso no es que se esté popularizando. Eso es una mujer al volante de un vehículo, cualquiera que sea. Frenar en seco no es recomendado en ningún tipo de vehículo.
4. Aquí ya no dejan subir ni bajar los puentes en la ciclovía porque eran tantos los "descalabrados" (y mucho más que eso) por cuenta de esa audacia y sed de adrenalina que les tocó prohibirlo.
5. Y luego el del club de las bicicletas o como sea que me decía despectivamente era yo. Pero ya se le pasará lo de pelear contra molinos de viento.
6. Los gatos no saben de detalles, pero si mucho de sentido común.
PD
Le faltó la "a" cuando escribió mierda. No me venga a decir que eso no fue un error.
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