1. Ud es la única extranjera en una reunión de 8 personas. Reunión, que además, se está desarrollando en la sala de juntas más pequeña de la historia. De hecho, no es una sala de juntas, es una oficina cualquiera, en donde se han apiñado 8 personas. Una de ellas extranjera. De pronto, y aunque nadie sabe la nacionalidad de la extranjera, por que eso no viene al caso en la reunión, y por que urge un poco decidir este tema, alguno de ellos menciona algo de un colombiano. De pronto todos, menos la extranjera, que sigue sin abrir la boca, todos empiezan a comentar las “rarezas” de los colombianos que viven en México. “Gueyyyyyyyy es que te dicen marica y huevon todo el tiempo”. “Si, y que tal esa grosería de gonorrea, o malparido, qué es eso”. La extranjera empieza a rogar al cielo que la conversación vuelva a sus justas proporciones, pero ahora no puede abrir la boca para llamar al orden, por que sabe que ahora si, y sin ningún esfuerzo, van a reconocer su acento. 30 minutos de horror en una junta improvisada.
2. Es, esta vez, una reunión de amigos colombianos. Ud se siente cómoda y tranquila. Esta hablando normalmente, además, con el único amigo mexicano que se animo a acompañarla, por que igual y le parecemos “que hablamos muy bien”. Ud tiene serias dudas sobre el concepto de “bien” que este man maneja, pero no es momento de discutirlo. De pronto y sin que ud pueda hacer nada la conversación gira hacía lo brutos que son los mexicanos. Nada muy ofensivo, un poco más bien de lo muchos dichos que seguimos sin entender (qué es esa mierda de “a chuchita la bolsearon???”). Pero hay un colombiano que esta muy molesto por no se que historia con un abogado mexicano. Y empieza a hablar muy fuerte, y a subir el tono. Y ud empieza a mirar a su amigo mexicano, rogando al cielo de que incluso como “suenan bien” el hombrecito no se ofenda por la retahíla. Pero es que el otro sigue y sigue, y el asunto se vuelve preocupante, mucho más ahora que se acerca septiembre y todos los mexicanos sacan a flor de piel el Pedro Infante que llevan dentro. 35 intentos de cambiar la conversación, en 35 minutos de sufrimiento.
3. Ud es la única colombiana en un grupo de amigos que deciden ir a comer a un restaurante colombiano. La idea, para que quede en el acta del juez, no ha sido suya. A alguno de los mexicanos se le ha ocurrido que quiere comer comida “distinta” y ha arrastrado a todos los demás al restaurante colombiano. Ud va, entre arrastrada, entre molesta, por que no quiere tener que soportar, a plena hora del almuerzo (a.k.a comida) la verdad absoluta de que no les guste la comida por la que ud suspira. Pero ya nada puede hacer. Se sienta y entonces el mundo vuelve a ser el lugar que era. UD es la única persona en la mesa que entiende la carta, que sabe hablarle al mesero, que traduce los postres, que sabe los sabores, que distingue, que recuerda, que TIENE la información. Todos los demás tienen que preguntar, esperar, aventurarse. El mundo gira en la dirección correcta a la hora del almuerzo.
4. Ud está sola en una mesa de 8 personas. Claro, está esperando que lleguen las otras 7 personas, pero como el restaurante escogido esta a la vuelta de su oficina, ud ha sido encomendada, una vez más, para que espere en la mesa y no se pierda la reservación. Solo que el restaurante está REALMENTE muy cerca de su oficina. Demasiado, diría ud. Tanto, que acaba de ver pasar a toda el área de recursos humanos. Con un agravante, varios ya la vieron también. Y empieza el desfile de saludos. “Hola, por qué tan sola”. “Hola, en realidad estás esperando a todos estos”. “Noooooooooo, huevon, a mi que me gusta sentarme sola en una mesa para 8 personas”. Y así, los 30 minutos en que demoran en llegar otro par de amigos a la mesa y ahí si empezar la reunión de la semana. Demasiada gente conocida en un espacio de la ciudad muy pequeño. O cambia de zona, o cambia de amigos, pero algo hay que hacer ahí.
5. Ud lleva 4 horas sentada frente a una mexicana muy rara. Tan rara, que es de las pocas mexicanas que hablan mal de México. De hecho, lleva 4 horas hablando mal de todo. No sólo ya la tiene harta con la quejadera, sino que empieza a dudar seriamente que esta vieja vaya a hacer la pregunta “y tu cómo estas?” y le permita tener la conversación aunque sea una milésima de segundo. Decidida a no hundirse sola en el marasmo insoportable de la conversación, ud decide llamar a otra amiga colombiana, que está muy cerca, y pedirle que venga y la rescate. Ud necesita ayuda. Llamemos a la caballería. Su amiga, llega. Ya van 4 horas y media de solo quejas al país, a la familia, a la seguridad, al desempleo, etc, etc, etc. De pronto, su amiga y usted, ya unidas por la fuerza que hace el apoyo moral, empiezan a defender a México. Así, como ente. Y terminan en una conversación de 6 horas en donde las extranjeras defienden hasta extremos viciosos el vivir en este país, mientras la local apela solo al “de aquí hay que largarse”. 6 horas de la dimensión desconocida con los papeles equivocados.
6. Ud lleva dos días viviendo en una burbuja colombiana. A pesar de vivir en una ciudad de 23 millones de mexicanos, se las ha arreglado para irse de paseo con otros dos colombianos y aislarse del mundanal ruido. Dos días comiendo yuca y hablando de usted. Solo la saca de esa burbuja la llamada de un amigo que le pide que lo acompañe, por lo que más quiera, a comprar unas artesanías en la ciudad (ud está en los suburbios). A regañadientes y por Anacupro ud deja su burbuja y se encuentra con su amigo mexicano. Sólo que su cerebro tarda un poco más en acostumbrarse al giro de los acontecimientos, así que ud dura toda la tarde hablando en “colombiano puro” y su amigo dura toda la tarde diciéndole “yo no se por que hoy no te entiendo nada, podrías hablar más despacio”. Todos cantamos un poquito al hablar, solo que tenemos diferentes ritmos.
7. UD está en un almuerzo de trabajo (a.k.a comida de trabajo). Es peor. Ud está en un almuerzo de trabajo con TODOS sus jefes. Todos. La plana mayor. La pura jerarquia. De hecho, ud está en esa reunión para tomar notas, por que en ese nivel ud no tiene ni voz ni voto. De pronto, en el almuerzo alguien pregunta por Colombia. UD explica dónde está. Alguien pregunta un poco más sobre la guerrilla, y ud explica un poco más. Alguien pregunta por el tema de los secuestrados y ud ya no explica, ud da su opinión. Alguien habla del narcotráfico, y ud vuelve a explicar. Alguien pregunta por el gobierno, por el turismo, y hasta por el café. UD explica lo que puede. Como conclusión, al final de la comida, uno de los jefes mayores sentencia: “tu vida es un infierno”. Ud ni siquiera puede discutir tan certera afirmación.
Wednesday, August 27, 2008
Escenarios.
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13 comments:
jajajajaa supremo luego que por que a la gente se le funde el chip!
Ya se le extrañaba sumercé!
Excelente post.
Lo supremo es que todavía tengas un chip que es capaz de contar la historia.
8. Usted es colombiano, pero tambien mexicano y le da igual lo que pase. Lo que sí es cierto es que los colombianos hablamos muy bien y los mexicanos hablamos muy mal, menos mi mamá que es mexicana, habla mal pero es mi mamá.
Que BUEN post.
Muy divertido todas las variables que se pueden presentar.
;-)
Uff. Esos momentos de estar en medio de la conversación y pensar "que rayos hago acá?".
Mira nomás.
¿Qué le habrá hecho nuestro abogado? (Creo que a los abogados generalmente se les odia, sin importar la nacionalidad).
Un saludo enorme!
Señorita, este post suyo vale oro!
Tengo una queridísima amiga colombiana en México y ahora que yo también estoy en la piel de expatriada, no sabe lo prudente que me he vuelto.
Si gusta darse una vueltecita:
arch190puntocom
jajaja... qué situaciones tan incómodas...
jajaja Muy bueno Majita...
Ojalá con la caida en la bici no se le haya estropeado el chip y siga con estos posts supremos.
Las cosas de vivir expatriado, por que no venderan algun remedio??
Y a todo esto qué???
Deberas que le gusta hablar por hablar. Con razón en el trabajo le dicen la merólico... ups, espero no haber dicho un secreto a voces...
jajaja!!! que cruzada de cables más bacana la del caso 6. Y si, nos acusamos mutuamente de hablar cantadito, pero para el observador imparcial (si existiera uno) debe ser super cómico.
Saludos!
Ya le creí cuando usted dice que todo en méxico gira en torno a la comida.
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