Este post hace parte de esta invitación
El primer ruido que yo oigo cuando me despierto es el maullido del gato, que se ha levantado un poco antes y empieza a protestar para que lo deje arruncharse en mis brazos, o para que ya me levante y le ponga comida. Si lo que quiere es arruncharse empieza a empujarme con la cabeza para que me voltee y lo deje acostarse. Si muere de hambre es capaz de levantar la casa a gritos. A él no le importa.
Me terminó de despertar mientras escucho noticias, y agradezco al cielo que hoy no está matando el calor. El cielo es gris – gris panza de burro, diría un amigo – y yo puedo medio respirar. No voy a morir pedaleando hasta a la oficina.
Es uno de los pocos días en que puedo disfrutar no llegar a tiempo a la oficina. Los jefes están de viaje, y es ley del universo que si uno está sin jefe, tiene que comportarse como un ratón haciendo fiesta. Mi conciencia me impedirá hacer cosas más entretenidas, pero por lo menos no tiene inconveniente en dejarme llegar 45 minutos tarde a la oficina.
Llegó a la oficina repitiendo el mantra de los últimos días: “No pelees, tenles paciencia”. Suena patético. Y en realidad lo es. Pero ando rodeada de puros niños de 22 años, y la verdad es que no soy una persona que se lleve bien con las nuevas generaciones. Se quejan por todo, nada les gusta y además parecen no saber hacer nada que implique un mínimo de tecnología. O myspace les jodio la cabeza de por vida, o son simplemente lentos. Prefiero no saber, por favor, no contesten esa pregunta.
El café es malo, pero despierta. La red es buena, pero ya me aburre. Hay una tele que puedo mirar si me aburro demasiado, pero en realidad estoy tratando de oir un chisme de mi compañerito de cubículo. Bueno, estoy tratando de escuchar a uno, y al mismo tiempo de ignorar al otro que no hace sino gritarle a su novia que la ama por el nextel.
En la tarde me escapó a comer en casa. Es triste, ya digo comer a cambio de almorzar. Poco a poco vas hablando otro español. A casa llega un amigo gringo que me dice que si lo puedo dejar quedar en mi casa esa noche. Yo no tengo problema, pero tengo que hablarlo con mi rommie y con un gato que se siente dueño y señor de ese sofá. Nos conocimos (con el amigo, no con el gato) por que un amigo mutuo nos presentó dado que el gringo es FAN de todos los libros de Gabriel García Márquez. Es uno de esos “gringos locos” cuyo sueño un día es llegar a conocer Aracataca. Me he desgastado la vida explicándole que Aracataca es un pueblo de mierd, de un calor absurdo, y que si va a ir hasta Colombia al menos prefiera ir a Cartagena. No hay poder humano, diría mi abuela, respecto a este caso.
Me fijo un poco en su pinta y llegó a la conclusión que tiene el pelo a lo “Pibe Valderrama”. Así las cosas, es casi un deber patrio dejar que se quede en mi casa. YA pelearé la batalla con mi rommie cuando llegue el momento.
Estoy convencida que si yo no fuera yo, ya no hubiera leído este post. No leo cosas demasiadas largas en blogs, para eso ya tengo a mi trabajo que me hace leer leyes, sentencias, y documentos de miles de hojas. Si te pasas de 4 párrafos en un blog, yo simplemente te salto. Creo que es la razón por la que me he convertido en fan de los blogs de comics. Una imagen, y te ahorras las mil palabras. No puede ser mejor.
1 comment:
Disculpa el retraso. Se me han acumulado las lecturas estos días saltando de blog a blog buscando el bloomsday total. Muchas gracias por tu colaboración.
un saludo
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