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Thursday, April 02, 2009

Deportes Extremos frente al TV

Yo no había sentido esa sensación de “me puedo morir en cualquier momento, no hagamos movimientos bruscos” desde que se me ocurrió la brillante idea de trabajar en la campaña presidencial más amenzada de la historia, cuyas oficinas quedaban JUSTO al lado de una gasolineria. Que, claro, sabíamos, podía volar en cualquier momento.

La verdad yo no había extrañado la sensación. La reconocí anoche cuando se nos ocurrió la brillante idea de ir a ver el partido Honduras – México en un bar con nombre de pelea: “El cuadrilátero”. Claro, yo iba al lado de la hondureña (ni modos, ella paga la otra mitad de la renta) que llevaba camiseta, bandera y vainas pa hacer ruido. El resto del local estaba REPLETO de mexicanos con más o menos los mismos aditamentos.

Afortunadamente en mi mesa había 4 manes, de distintas nacionalidades, incluyendo un mexicano que se sentó ahí a demostrarme una vez más que nadie es más amigo que estos manes, cuando lo que necesitas es quién te defienda. El chapulín colorado pasea por estas calles.

La cosa empezó muy bien. Honduras hizo un gol en el primer tiempo – bonito además – y en general el bar enteró lo celebro. Hasta ahí, todos tan amigos. Por qué no?. Igual el fútbol es una pasión que une y todos tenemos el cerebro jodido con los comerciales de Coca Cola. El segundo gol – bonito también – ya no causo gracia. Nada de “nahh es sólo para que no lloren” o nada de “pa que vean que también sabemos compartir”. Ni un poquitico de chiste el tema. Nada. Excepto claro, los gritos y la bullaranga de la única hondureña del lugar que ya tenía entre pecho y espalda como 4 cervezas y empezaba a echarle limón y sal a la herida.

Pa completar el cuadro el técnico de honduras es colombiano. Y en la mesa uno de los manes era – es- un compatriota. Y se sintió ofendidísimo también por que uno de los comentarios fue contra el técnico de “hambre” que estaban en Honduras aprovechándose de los negros de mierd. Juro que en el segundo tiempo se pusieron pesados. Muy pesados. Los mexicanos no saben perder. Por demás, nosotros tampoco. Pero a los mexicanos hay dos cosas que les duele mucho: perder contra Estados Unidos, y después, perder contra Honduras. Y ahí estábamos nosotros recordándoles que ya les habían hecho 3 goles y que ni a balazos – o a punta de penaltis – iban a empatar siquiera.

Y fue ahí cuando volví a sentir ese “me puedo morir en cualquier momento”. Ir al baño fue una odisea que hice una sola vez y por mi propia seguridad mejor y no. Con el mexicano pensamos seriamente en aplicar la misma del estadio y salirnos “10 minutos antes de que se acabe” pero a ver quien saca una hondureña cuando va ganando. Era como pelear en todos los frentes.

Fue divertido, no lo puedo negar. La adrenalina de “ud cuide a ese man, yo cuido a esta vieja”. La presión de todo un grupo de mexicanos detrás de ti gritando insultos. La decisión de “resistir” y no pelear, dijeran lo que dijeran.

Hay días en que ver un partido se convierte en una cuestión de supervivencia. Y Coca Cola no ha aprovechado eso en un comercial.

Levante la mano el que me entienda. 

3 comments:

P3DRARIAS said...

Levanto la mano, estar antes de en un clásico Cali-América tomando cerveza afuera del Pascula ente hinchas que son de los de tu equipo....a cualquier momento te arrancan la cabeza...
un saludo

Anonymous said...

A quien se le ocurre gritar hurras en un lugar así, con todas las de perder lo mas sano era como ya dijo usted “la graciosa huida” y el lacónico silencio, al fin y al cavo lugares para festejar sobran.

JuanFalla said...

Wao. Menos mal la cosa no paso a mayores.