En México están dando una versión “tropicalizada” de la otrora muy buena serie “Amas de Casa Desesperadas”. Acá se llama “Esposas desesperadas” o algo así. Creo que allá hicieron la misma vaina, no?.
En fin, el tema es que acá, la versión, debería tener un premio especial para la unión latinoamericana que hay que entregárselo inmediatamente a la directora de casting. A falta de talento bueno nacional esta gente organizó un casting que parece chiste: hay una colombiana, una venezolana, un argentino, un cubano, una mexicana y sepa dios qué mas.
La colombiana si la reconozco, es la peliteñida que “estudio seis semestres en la San Marino” de nuestra versión de Betty La Fea. La venezolana se parece mucho a esta vieja Rodriguez pero no es esa vieja. El argentino es el lindo de la serie (a no dudarlo) y la mexicana se supone que es una de las mamasitas….no se.
La verdad es que no veo la serie. La oigo. La oigo siempre que llego a casa para esa hora. Oírla es un placer. Suena a lo que sonaba mi salón de clases acá. Puros acentos raros. Yo no si se la serie pretende retratar un suburbio mexicano, pero a lo mucho que alcanzan es a ser un café en la condesa un sábado en la mañana (lleno de extranjeros) o un barrio en Miami. A lo mejor la gente de Televisa piensa que es lo mismo.
En serio la directora de casting es una artista. Nadie hubiera podido poner tantos acentos juntos. Es muy divertido por que a veces reconozco el acento de casi todos mis compañeros en los diálogos de la novela. Y la verdad es que si me rió mucho. Como ruido de fondo suele ser muy divertido.
Ahora, dudo mucho que lo hayan hecho a propósito. Es decir, dudo mucho que su intención haya sido hacerle un homenaje a Latinoamérica (prácticamente ponemos un boliviano, y un centroamericano y ya la hicimos), pero a mi, que me gusta ver señales en donde no las hay, me gusta mucho la versión mexicana (¿???) de una serie gringa en donde los diálogos vienen en todos los acentos del continente.
Y que bonito es el acento colombiano.
Levante la mano el que me entienda.
Monday, June 30, 2008
Acento
Monday, June 23, 2008
Las noticias
Me he pasado los casi 3 años que llevo acá quejándome por que los medios mexicanos no analizan más lo que nos pasa a nosotros, y por que no voltean a ver para abajo.
Sea este el momento de enmendar semejante crítica.
Durante el último mes la radio mexicana (en especial la W México) anda copiando los formatos de nuestra W y, como una cosa muy curiosa, andan pendiente de las noticias de allá. Muy pendientes. Han entrevista a Uribe, a Santos, el malo (el ministro de defensa), a Luis Eladio Pérez, y a un man que no entendí quien era. Eso, más la costumbre de leer un par de titulares de El Tiempo todas las mañanas. Lo se por que una de mis manías es oír/dormitar radio desde las 6 a.m.
A eso se suman cierto incremento en las menciones de Colombia en los noticieros de la noche y cierta “mayor cobertura”. Todo eso me ha abierto los ojos a una realidad fuerte: menos mal no hacían esto antes.
Algunas verdades que salen de estar constantemente en los medios.
1. Somos terriblemente aburridos. En serio, damos flojera y de la buena. No jodas. Uds saben lo que es 45 minutos de Uribe estando acá?. La cosa más aburrida del universo. De hecho, lo son también allá, pero yo allá no tenía más remedio que chutarmelo (cubrí sin interrupciones los primeros 27 consejos comunales). Acá, cuando empecé a oír a Uribe pensé que era una alucinación/obsesión. Es demasiado aburrido…con todo y el demasiado.
2. Damos pena ajena. En serio. Es decir, uds han oído hablar a Santos, el malo?. No jodas. En qué momento no entendimos el chiste de “nadie mas peligroso que un tonto con una escopeta” y se nos ocurrió darle el Ejercito a semejante imbecil?. En qué momento?. Mucha, mucha, pena ajena.
3. Deprimimos. En serio, que sean las 7 a.m. y Luis Eladio este contando semejantes noticias tan abrumadoras deprime de ahí pal resto del día. Y bueno, que me deprima yo por que finalmente soy “co nacional” del man y entiendo de qué está hablando. Pero a cuanta de qué venimos a deprimir a los mexicanos?. Por qué?. Qué nos han hecho ellos?. Es injusto, la verdad.
4. No tenemos remedio. Del aumento en la cobertura noticiosa sólo queda una resolución clara: no vamos a mejorar, ni con este, ni con nadie. El asunto a mi para lo único que me ha servido es como economía del lenguaje. Ahora cada que alguien me pregunta “por qué saliste de Colombia?” yo sólo tengo que responder “qué no ves las noticias???”.
En serio. Es el momento de rectificar. Menos mal no nos cubren más. En serio, no se lo merecen. Nada de esto. Probablemente les pase lo mismo que a nosotros con el narcotráfico, tengan similares problemas sociales e incluso también tenga uno que otro imbecil mandando, pero eso no quiere decir, que además de sus problemas se tengan que aguantar los nuestros. Y mucho menos a las 7 a.m.
Podemos volver a las noticias estrictamente mexicanas?.
Friday, June 20, 2008
Wednesday, June 18, 2008
Ruedas
Hasta hace un mes una de las razones por las que yo creía que el D.F era un lugar perfecto, es por que en esta ciudad, hasta yo paro el tráfico. Literal.
Llevo 3 años siendo peatona en esta ciudad y vivía encantada por que acá los carros les frenan a los peatones y no al contrario. Lo juro. Ud llega a una esquina, frena, se detiene mientras mira si vienen carros a la izquierda y a la derecha y entonces, el carro que viene andando normal frena y le hace a ud la señal de que cruce. Es una de esas cosas raras de explicar de México. Por qué tenemos acá la vía, no lo se. Mi teoría es que en este país, en efecto, sólo frena el que tiene frenos.
El caso es que a mi el tema me encantaba. No se si ya lo había mencionado acá antes, o si simplemente se lo había comentado a varios amigos. Yo tengo que vivir en México, por que acá hasta yo paro el tráfico. Estamos claros que con esta misma política en Medellín no sobreviviría ni media hora.
Eso hasta que uso la bicicleta. Desde que la utiliza como medio de transporte regrese al mundo en donde NADIE se apiada de tu camino. Y ya hemos llegado al extremo que ni siquiera los peatones. Al parecer, no es un problema de frenos, es un problema de ruedas.
Lo juro, si voy caminando a la esquina de mi casa, a la tiendita, los carros que pasan por una avenida importante de la ciudad, y que vienen saliendo de un desnivel, frenan y me dan la vía. Peroooooo, si voy en bici, el asunto se vuelve una guerra de ruedas. Quítate por que yo tengo dos mas!!!. Pufff…
Con los peatones es peor. El asunto es “si tu tienes ruedas, TU quítate”. No odian esos grupos de 5 amigos que caminan utilizando todo el anden (a.k.a banqueta) y que no dejan pasar a nadie mas en la vida. La definición pura del dicho de mi abuela “ni rajan, ni prestan el hacha”. Yo si. El D.F está inundado de familias grandes, de grupos de amigos grandes, de grupos de burócratas a la hora de la comida, y simplemente NO caminan. Es absolutamente desesperante.
Ir por la calle no es la mejor de las opciones, después de todo, ellos SI tienen dos ruedas más y un montón de caballos de fuerza. Claro, siempre puedo gritarles el asunto este de “dime de que presumes y te diré de que careces”, pero realmente no creo que comparar su carro con su pene me vaya dar alguna ventaja a la hora de cruzar la calle.
Y entonces, con todo lo que amo andar en bicicleta, sobre todo ahora que tiene una campana que suena como timbre de iglesia y que hace que la gente no se quite de mi camino por que me escucha, sino por que quedo trepada al árbol más cercano del susto tan berraco que yo les metí con el sonidito….uno tiene que admitir.
Esta ciudad es más bonita cuando eres peatona. Por que acá, hasta yo paro el tráfico caminando.
Friday, June 13, 2008
Preguntas Idiotas…
Otro: Tienes un gato? Y es que te gustan los gatos??
Yo: (respuesta pensada). NOOOOOOOOOOO. En realidad los odio y soy alérgica. Es solo que he descubierto cierto gusto sádico en mí, y mientras encuentro un masoquista que quiera experimentar conmigo en la cama, pues tengo un gato, y sufro. No te parece una buena idea??.
Yo (respuesta dada): Si, me gustan los gatos.
Y sea el momento para expresar públicamente mi queja, no ante las preguntas idiotas, que todos las hacemos, sino ante la gente que se ofende si uno no contesta la obvio. Por qué prefieren la respuesta simple de “si, me gustan los gatos” en cambio de la otra. La otra respuesta seria el comienzo de una excelente conversación…e incluso, como bien dirían en “Casablanca” podría ser el comienzo de una “bella” amistad.
Pero no. Si uno responde así lo máximo que obtiene es un “que grosera eres”. Por que!!!. No soy grosera, estoy ayudándote!!!. Era una pregunta estúpida, y a cambio de hacerte sentir miserable por ello, te estoy ofreciendo una salida digna, una puerta para usar, un chiste fácil, algo!!!. La idea es rescatarlo del ridículo, y rescatarme a mi de la pena de saber lo pendejo que se puede ser al preguntar.
No digo que yo no haya hecho preguntas estúpidas en la vida. Pero al menos soporto con entereza las respuestas que me he merecido por preguntar pendejadas. Y lo admito. Soy capaz de decir “ok, si, tiene razón, eso me pasa por preguntar estupideces”. Cualquier cosa que al final lo redima a uno de tanta pendejada.
Pero no. A la pregunta de “en serio me estas ayudando??” uno no puede contestar algo como “nooo, lo que pasa es que me gusta llamar a la gente a sus casas y joderles la vida desde las 10:30 a.m. con falsas esperanzas”. No. Ud tiene que contestar con un “pues si, resulta que es verdad”.
Hay gente que no sabe reconocer un gesto noble. Deberíamos empezar una campaña no para acabar con las preguntas idiotas, que parecen ser una característica más del género humano, sino por la aceptación de las respuestas distintas. Y miren que ni siquiera digo “inteligentes”….es sólo que en serio no se como pueden vivir día a día sumergidos en el marasmo insoportable de lo obvio….
Además, lo del gusto sádico puede que sea verdad.
Levante la mano el que me entienda.
Wednesday, June 11, 2008
4 años, 5 meses y 19 días.
Hace un par de meses, creo, pedí publicamente una pequeña ayuda para escribir un cuento. La idea era escribir la historia que más dejara puntos en los comentarios. Yo no respondo los comentarios en los comentarios. Como normalmente los que comentan, son los mismos con los que hablo por chat constantemente, es ahí donde contesto las preguntas de los comentarios.
Pero que no quede duda que los leo, todos. Y que además, les hago caso. Escribi el cuento sobre la historia de un secuestrado, por que ese fue el que más puntos dejo. Igual, no gane nada. Es por eso que me atrevo a publicarlo acá.
4 años, 5 meses y 19 días.
La gente suele recurrir a cifras y datos sin razón. Aprendidos como loros, repiten las cosas que han oído en los textos de escuela, en las noticias, en la televisión. Pero la realidad es que no saben, no pueden saber, lo que en verdad representan esas cifras dichas en 30 segundos de una nota periodística. No pueden saberlo porque no lo han vivido.
Lo estoy oyendo en este momento. Dice la radio que llevo 4 años, 5 meses, y 19 días en este secuestro. Las noticias no dicen que en ese tiempo yo he aprendido a diferenciar los sonidos de la selva cuando es de día a cuando es de noche. No puede saber que ya reconozco al menos 4 clases distintas de hormigas, y que incluso algunas noches de hambre he descubierto que las cortezas de los árboles y los hongos que crecen silvestres son suficientes para sobrevivir la miseria.
La radio dice que allá, afuera, la gente está pidiendo mi liberación por razones humanitarias. Humanitario sería poder lavarme los dientes. Llevó 1,634 días separado de un cepillo de dientes. He perdido, por supuesto, tres molares en el proceso. No les digo dientes, no quiero pensar que ya no tengo dientes. Son sólo molares, que en cualquier momento algún odontólogo amigo pondrá de nuevo en su lugar. Espero.
Se acabaron las noticias. Al menos el tiempo que me dan para oírlas. Dos horas del día puedo saber del mundo, aunque el mundo no sepa de mí desde hace más de 4 años.
Ya no quiero pensar en esa cifra. Saber que llevo tanto tiempo sin usar una camisa. De cualquier modo no me serviría, he perdido más de 20 kilos en todo este “proceso” y no creo que ninguna de las prendas que dejé en mi casa pueda servirme en este momento. Podría ser peor. Sé que la mujer que estaba en la celda contigua a la mía llevaba más de 3 años sin usar una toalla higiénica.
Al principio fue más difícil. Cuando sucedió el secuestro perdí los tenis que usaba. Y “ellos” no quisieron darme otros. Así que tuve que caminar descalzo. Un año. 365 días y sus noches, entre la selva espesa caminando descalzo. No sé cómo no perdí algún dedo en esas interminables jornadas de camino. Para aliviarme algo el dolor yo no cargaba ninguna mochila, ni equipo. Después de ese primer año me abastecieron de un par de botas de caucho negras. Ya no sufro tanto, aunque el constante sangrado de la planta de los pies, y las manchas verduzcas de mis pies, en los sitios en donde antes había nada más que piel blanca, sean recordatorios de aquellas primeras jornadas.
Luego de ese año huyendo constantemente viví un periodo largo de adaptación. Me llevaron a un “campamento”, en donde descubrí que había muchos más en igual situación. Claro que no es lo mismo. Tengo que admitir que las mujeres sufren más. Creo que la naturaleza de la mujer no está hecha para sobrevivir en la selva como prisionera. No es discriminación, acá, las sutilezas de género son estúpidas. Es sólo que para luchar contra los insectos y las hormigas, es mejor estrategia poder orinar de pie.
En el campamento había al menos 35 secuestrados más, 4 de ellos mujeres. Sin embargo, yo prefería no verlos. Cuando me aislaban en la celda de madera que tenía asignada me quitaban las cadenas de las manos y de los pies. Sólo allí podía ensayar una rutina de ejercicios para no dejarme vencer de las constantes enfermedades musculares, o algunas cartas mentales que escribía a mi familia para que estuvieran al tanto de mi rutina de supervivencia.
En cambio, cuando nos juntaban a todos nos obligaban a estar encadenados en los pies y en las manos. Su gran miedo era que un día decidiéramos que nosotros éramos más, y así organizar una fuga masiva. No era cierto, ellos eran más. Además de las cadenas normalmente nos amarraban con lazos alrededor del cuello que estaban, a su vez, amarrados al cuello del secuestrado que teníamos al frente, con nudos corredizos. El sistema tenía la particularidad de provocar que si alguno de los de adelante se movía bruscamente, ahorcaba enseguida a su compañero de atrás. Las laceraciones que provocaban las cuerdas en la piel del cuello no eran nada con la presión psicológica de saber que tenías la responsabilidad de la entrada de aire de alguien más. Y que alguien tenía la tuya.
Sobra decir que yo sólo respiraba tranquilo cuando estaba en mi celda. Me gustaba el espacio hecho de madera, en donde dos tablones clavados en la mitad de una de las paredes funcionaban como cama. Después de un par de meses dormir en tablas de madera se vuelve algo confortable, no tanto porque la espalda se adapte, sino porque estás a cierta altura de los escorpiones. Son animales nocturnos.
Desafortunadamente mis días en el campamento acabaron hace ya unos 5 meses. 5 meses y 19 días, si alguien quiere que sea exacto. Supuestamente volvieron a movilizarme porque se había tramitado mi liberación. Pero yo no les creo. Debería creerles porque hasta las noticias en la radio hablan de ello. Pero ya lo he dicho antes, la gente en las noticias sólo repite datos escritos en un papel sin ningún conocimiento de causa. Yo en todo este tiempo he aprendido que acá no liberan a nadie. La gente o se escapa o se muere. No hay más alternativa.
Yo no me estoy escapando. Me estoy muriendo, que es algo que me parece mucho más a mi alcance. Hace un par de semanas dejé de comer lo poco que me daban para las jornadas de camino. También dejé de hablar. Sólo sigo caminando por que pienso que en algún punto encontrare un lugar digno para morir, y entonces, descansaré.
Han asignado a alguien para que me convenza de comer un poco. Dice que necesito comer porque van a venir por mí, a liberarme, y yo me voy a morir de inanición antes. Dicen que tengo que resistir. Para presionarme un poco más, por primera vez en estos 4 años han obligado a uno de los encargados de la cocina a que me prepare un plato de carne. Es carne de algún animal, no tengo fuerzas para preguntar, pero el olor del asado se me cuela por la nariz y me reactiva un poco el cerebro. El problema es que ya es algo físico. No tengo fuerzas para tragar.
Deben estar realmente preocupados por mi condición. Han decidido obligarme a comer, metiéndome la comida a la fuerza. Esta gente, claramente, no sabe nada del organismo humano. Después de 4 años, 5 meses y 19 días de comer bazofia, no se le puede dar carne a nadie. Mi estomago está en este momento devolviendo todo lo que me habían forzado a comer. El cañón de una pistola puede obligarte a abrir la boca, pero no hay método alguno para forzar los jugos gástricos.
Deben ser mis últimos momentos en esta selva. No puedo abrir los ojos y un dolor agudo a la altura del hígado me obliga a permanecer acostado en posición fetal en la tienda de campaña provisional que me han acondicionado. Afuera hay mucho ruido, pero yo sólo puedo pensar en que sigo oliendo mi propio vomito. Nadie tendrá nunca la gentiliza de limpiar los restos del almuerzo que me forzaron a probar.
Alguien viene y me da un poco de agua. Es agua dulce y fría. Tenemos que estar cerca de algún riachuelo. Eso es bueno, cerca de los riachuelos hay los mejores climas. Me dan agua y me echan un poco en la cara. Ni siquiera el agua logra hacer que yo abra los ojos.
Empiezo a reconocer las voces afuera. Dicen que vienen por mí, que son el Comité de la Cruz Roja, que están preparados para llevarme. Que tienen un helicóptero dispuesto cerca del rio. Yo lo sabía, en estos 4 años, 5 meses y 19 días he aprendido a oler el agua. Incluso sobre mi propio vómito.
Oigo como contestan lo único que ya se puede decir:
- Ese hombre se nos murió en la mañana.
Monday, June 09, 2008
La bici
Uno sabe que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvo una bicicleta, porque en el momento de entregártela el vendedor te da un CD-Interactivo con “las instrucciones de uso”. La última vez que yo tuve una bici, venía con mi papá al lado haciéndole prometer que no me iba a matar montando bici.
Prométame que va a tener cuidado”. Ahora te lo dice un Cd “Tenga cuidado con el uso de esta artículo”.
La dichosa bici a la que me hice acreedora por una traducción tiene más cambios que mi vida completa. Eso, ha traído como consecuencia que me pase la tarde del sábado recibiendo clases sobre “los cambios” de la bicicleta. Además, no me dejaron sacarla de la tienda hasta que no aprendiera a quitarle las llantas por si necesitaba hacerlo en algún momento.
A mi me pareció un exceso. Es decir, uno monto bicicleta cuando era niña. Uno sabe que de nada sirve que ud sepa quitarle las ruedas, resulta que si ud va andando y se le revienta una llanta, ud se va al suelo, y no va a ser agradable. Una vez ud esté en el suelo, lo de menos es levantarse e irse arrastrando la bici y su orgullo hasta donde le toque. Así, pa que carajos necesito saber desarmar y armar la bici??. No se, pero bueno. Asistí al curso rápido sin preguntar.
Resulta que los dueños de bicis son todo un club. Y además, un club carísimo. Eso si. Resulta que se supone que uno le compre accesorios originales, y que la lleve a mantenimiento según las horas de uso, y que le ponga cuidado…y lo siguiente que me van a pedir, es que le hable cuando este con ella pa que no se sienta solita.
El Domingo que salí a estrenarla, no había andando 4 cuadras cuando ya otro ciclista me estaba preguntando “cuánto te costo tu TREK” con la confianza que inspira hablarle a un “colega”. Yo, claro, me demore 15 minutos en entender de que carajos me hablaba el man del casco….pero antes de que quisiera saber más me dio la mejor razón para dejarlo hablando solo “es que yo quiero una, por que esta que uso es de mi esposa”. Good Luck with that.
Pero a quien le miento. Soy muy feliz con la bici (no hay una carencia emocional, que una bien material no pueda llenar) y el domingo me pase la tarde paseando por toda la ciudad en un circuito (un circuito es una carpuita, con payauitos) que incluyo toda la condesa, la roma y Reforma. Reconocer la ciudad, lo he dicho antes, es algo que ni siquiera puedo explicar con palabras. El D.F. me encanta, es así de sencillo.
Cuál es mi meta?. Ir y venir a la oficina en Bici. Pero primero tengo que conseguirle una cadena que funcione….y lo siento por los accesorios originales.
Thursday, June 05, 2008
Sin nombre
La razón por la que esto está abandonado. Lo siguiente será abrir un concurso para elegirle un nombre, en caso de que quiera que tenga un nombre (aún no lo se).