1.
Me gusta hacer ejercicio. Mucho. De hecho soy
capaz de cancelar reuniones con amigos, y algunas otras cosas, por la
posibilidad de pasar 1 hora en el gimnasio y/o salir a montar en bici varios kilómetros.
Me molesta mucho cuando “mi agenda de trabajo” no me deja ir a las rodadas
nocturnas. Me gusta la sensación del ejercicio, el calentar, el sentirme
cansada, la liberación de cansancio. Me gusta TODO del tema de hacer ejercicio,
al punto que ya hasta me gusta la ropa para hacer ejercicio. Ni modo, me pase
años mentando madres a la gente que hacia ejercicio y protestando por la
costumbre, pero ahora soy una de sus mayores convencidas. Podría ser peor,
podría haberme convencido de los ritos de la Casa en la Roca.
2.
Me gusta usar faldas. Por pura comodidad, lo
admito. Pero es que si son perturbadoramente cómodas. No hay vaina más cómoda
para vestir. Además hay modelos bonitos y uno se ve bien y tiene un efecto
inmediato en lo manes que te miran distinto que termina teniendo un efecto
inmediato en tu autoestima. Terapia de choque, creo que le dirían. Increíble. Ya
me las pongo y las uso sin pensar que son una obligación. Peor/mejor aún, ya
las disfruto. Podría ser peor, podría no tener el cuerpo para usar una falda y
aún así empeñarme en ello, pero gracias al punto 1, ese no es el caso.
3.
Mis amigas llevan años diciendo que del grupito
soy la más tolerante. Supongo que es hora de salir de este closet. No soy
tolerante, es que sencillamente, no me importa. En serio, la vida de los demás,
no me importa. Nada. No me genera ni el más mínimo sentimiento que estés
pasando por un momento horrible, que sufras, que llores, seas feliz, o demás. Incluso si
duras horas hablando sobre ti misma. Lo más probable es que yo te escuche y que
parezca que el tema me importa. Pero no. Sobre todo si la/el que me esta
contando su triste historia escasamente lo conozco. Si te conozco, puede que me
interese un poco en saber cómo evoluciona la historia y en qué va la novela. Pero
hasta ahí. En serio. La vida de los demás, en cuanto no afecte la mía, me importa
a niveles muy cercanos al cero. Ahora, que esto no te importe a ti, míralo por
el lado bueno, tienes la seguridad de que sin importar el tema que me estés
contando, será muy muy difícil que de verdad produzcas un efecto en mi. Y a
eso, mis amigas le llaman tolerancia.
4.
Hay dos cosas que me molestan casi en automático:
que me comparen con otra persona y que subestimen mi inteligencia. La primera,
por que es muy muy molesto. En serio. Nadie es igual a nadie y esto de las
comparaciones siempre deja a alguien en desventaja. Una desventaja injusta,
además, por que ud en el 100% de los casos está comparando peras con naranjas.
Y siempre va a escoger la fruta que más le guste. Así que evítelo, en serio. La
segunda, es por que soy la única que tiene derecho a subestimarme. Y créame, lo
hago más o menos todo el tiempo. Así que si yo le pregunto de qué va un tema, o
qué me explique algo, haga el favor de no salirme con un “es que no lo vas a
entender” o un “es un tema muy complicado para que lo manejes”. Déjeme juzgar
eso a mi, al final, probablemente le de la razón, pero la decisión la tomo yo,
gracias.
5.
Ahora me gusta hacer listas. Curioso, por que
recuerdo que hasta hace muy poco me aburrían. La razón sigue siendo cierta: en
una lista hay muchas cosas que se quedan por fuera. Sin embargo, ahora me gusta
hacer listas por que aunque hay cosas que se quedan por fuera, y zonas grises y
matices, lo cierto es que te ayudan a ir ordenando temas. Y eso es útil, hay
que reconocerlo. De las listas que ahora hago en mi cabeza, la más divertida,
por ejemplo, es la cantidad de cosas que antes decía que “nunca voy a hacer” y
que heme acá haciendo: hacer ejercicio, usar falda, comprar un vestido,
aprender economía (no soy tan banal, no vayan a creer), ir a clases un sábado,
madrugar un domingo, etc, etc, etc. Impresionante además, lo mucho mucho que
crece esa lista.
6.
Hay closet de los que no pienso salir. Se está
bastante cómodo ahí adentro.
Levante la mano el que me entienda.
1 comment:
El destape.
Si ve, si ve que uno se puede volver un adicto al gimnasio y a la bici; y como buen junkie se necesita el fix diario.
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