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Monday, June 27, 2011

Cosas a las que no me acostumbro.

1. Ser alta.


Honestamente creo que jamás me acostumbrare a que para los estándares mexicanos yo no sea una persona bajita. En Colombia y en el resto del mundo, creo yo, soy una persona bajita. Pero resulta que para México yo estoy “en el promedio” e incluso puedo llegar a ser alta. Eso es muy chistoso, porque siempre que algún mexicano me dice “pero es que tu no eres bajita” me provoca voltear a mirar a ver si en serio están hablando conmigo, o hay detrás alguna persona REALMENTE alta que yo no he visto. Es, además, una de esas cosas que exigen de tu nuevas consideraciones. Yo acá SI tengo que pensar que hay amigos con los que si salgo no me puedo poner tacones por que los dejo de llavero mío. Y hace poco en el gimnasio me pidieron que agarrara los últimos turnos, porque había que mover las maquinas a mi estatura. Y no, no por bajita, resulta que soy “de las altas” del gym. Me da risa, además, porque lo único que tuve que hacer para ser “alta” es haber comprado ese tiquete de avión a México hace 6 años. No me alcanza para la metáfora de
Gulliver viviendo con los liliputienses, pero seguro me alcanza pa decir que hay días en que siento que me fui a la tierra de los hobbits y no supe a qué horas (no se ofendan, me moría por escribir esa frase).

2. Tener gafas

Yo tengo una relación amor-odio muy extraña con el asunto de tener gafas. Además, las tengo que usar en momentos muy extraños y aparentemente sin una lógica sustentable. Es horrible, a corto plazo. Todo lo referente a tener gafas medio me molesta, desde el tener que limpiarlas constantemente, hasta que se me olviden e inmediatamente me generen dolor de cabeza. Es extraño además que no las necesite para leer, pero si para montar bici en la noche. Cosas así. Además son la demostración más clara de que me hice vieja. Y extraño mucho ser una persona que tiene visión perfecta. Ahora con las lluvias descubrí que es bien molesto tener gafas porque se mojan, cual vidrio de carro, y uno no tiene limpiabrizas en el dedo, así que es incómodo. En serio, no me acostumbro.

3. Ser lisa.

No quiero llegar al extremo de afirmar que tener el pelo liso hace que cambies la forma en que ves la vida, pero casi. Es decir, vamos a simular que uno tiene un poquito más de profundidad en su relación con el mundo. Pero la verdad es que tener el pelo liso es una de esas cosas que me obligan a ver la vida desde otra óptica. Ahora soy de esa gente que gasta tiempo peinándose. Eso es muy raro para mi acostumbrada a 31 años con el pelo crespo cerrado estilo “casco de moto” que no me implicaba más que un poco de gel y ya. Ahora tengo que contar tiempo en las mañanas para arreglarme. Ya no salgo corriendo en cuanto tocan a mi puerta. Ahora tengoooo que pensar en “peinarme”. Es como tener que estar pendiente de mi cabeza en una forma en que nunca antes me había puesto a considerar. Raro, además, por que este cambio fue decisión mía. No fue ni la geografía ni la edad la que hicieron que ahora viviera así. Yo tome esa decisión. Y no acostumbrarme a los cambios que producen mis decisiones #dicen es una de las cosas a las que tendría que poner atención.

Levante la mano el que me entienda.

1 comment:

Mafe said...

Lisa??? todos los dias??? 'nserio???