Al contrario de lo que dice Sabina, la gente en este mundo debería querer como quieren los gatos.
Me explico:
Los gatos deciden quererte. Los felinos no quieren por instinto. Cazan por instinto. ¿Notan la diferencia?. Es una decisión. De la que esperan, además, un comportamiento mínimo. No es cierto que uno puede darle de comer a un gato y ya. Se enoja. Y son capaces de hacerte show, que en este caso es jugar a darte con el látigo de la indiferencia. En serio. El gato decide a quien querer y espera al menos un mínimo de mimos. De lo contrario: aténgase y no corra.
Es lo contrario del perro que quiere a pesar de que lo patees. O si no lo saludas. O si te vas por más de 15 años y vuelves. A un gato no le puedes hacer eso. El gato cuando finalmente se decide a verte como “más que un estorbo” espera al menos la misma distinción.
Yo lo he visto en vivo y en directo y creo que es una de las razones por las que quiero tanto a mi gato. Porque ambos decidimos que sí, que nos caíamos bien y a partir de ahí intentamos ser consecuentes con el tema. Dejando de lado su histeria y mi horrible horario.
Y bueno. Llevando la metáfora mucho más allá: así debería querer la gente. Sumándole el punto racional (que se que el gato no tiene, tampoco soy tan cursi). El querer tiene que ser una decisión. Algo a asumir y por lo tanto a ser consecuente con ello. Para bien y para mal. Bien lo dice la economía: no puedes tener todo de todo. Así que si decides querer a alguien, no puedes querer a otro más. Es un principio que apesta, yo se, pero dado que el mundo no es un lugar feliz, tienes que aprender a vivir con eso. Y ser responsable con lo que decides.
Es muy estúpido, por otro lado, que quieras a alguien como lo hace el perro. Sin que te importe si te golpea, o si se va por más de 2 años, o si es la tercera vez que te deja durmiendo en la calle. Es completamente irracional. Los seres humanos no podemos querer por instinto. No se vale jugar a querer la relación mucho más que la persona y entonces estar dispuestos a simplemente estar. Dictaría la teoría de la evolución que los seres humanos hace años dejamos de ser esa rana a la que no le importa cuánto le calientas el agua, sigue sin saltar.
La idea, cariño, es que saltes. Que no te estanques. Que encuentres a alguien a quien querer como una decisión, conciente, hasta económica, si se te da la gana. Pero que aprendas, además, a ser consecuente con ese tema. Porque lo que tampoco se vale, es que el camino te lleves a los demás.
Como ya es costumbre, que levante la mano el que me entienda.
(*) perdonaran los 4 lectores de siempre el nivel de resentimiento, pero es lo último que me permito de "respirar por la herida". A partir de acá, a otra cosa, mariposa.