Vamos a volver a las épocas en las que lo narrado en este
blog no me pasaba a mí. Ando narrando lo que le sucede a la amiga de una amiga
de una amiga y yo no me hago responsable de emputes o crisis generadas por lo
aquí relatado. De cualquier forma hace unas semanas a esta amiga de una amiga
le han pasado varias cosas que ya merece venir a contarlas. Son sólo 2, para su
mayor comodidad a la hora de leer.
1.
Estaba mi amiga en el cumpleaños de alguien. De
esos a los que ud va por que está acompañando al amigo del amigo y termina en
una casa en la que no conoce a nadie. Por supuesto, no al que está cumpliendo
años. La reunión se fue poniendo interesante a medida que el vino y la
conversación seguían su curso, el uno en el torrente sanguíneo y el otro en el
ambiente. Todo marchaba maravilloso entre gente divertida hasta q a una señora
muy aseñorada le dio por que “tienes que ser mi nuera”. Según ella era urgente
q esta amiga fuera parte de su familia por que “estas muy bonita e inteligente
para dejarte suelta”. Hasta ahí, puros cumplidos. El asunto es que la señora no
tuvo ningún impedimento para stalkear el Facebook de su hijo y mostrar fotos,
lugares, frases, todo para “venderle” el hijo a mi amiga. El asunto no pasaría
de ser una anécdota medio chistosa de por qué tampoco es bueno que los padres
tomen sin supervisión de sus hijos, sino fuera por que le alboroto una paranoia
a mi amiga: qué pasa si tus padres también lo han hecho?. Puede la gente
asegurar que sus padres no los han venido a los hijos de sus amigos? Quien de
nosotros está libre para tirar la primera piedra y ser el que si está seguro de
que sus padres no lo ofrecen por que “es que sigue soltero”?. Quién?. Y ya no
hablemos de padres: que pasa con tíos, primos y sobrinos? Ah??. Si ahora toda
esa gente tiene a Facebook en sus teléfonos qué le garantiza a uno que en un
momento de efervescencia y vino no le de por venderlo al mejor postor por que “alguien
tan bonito se merece un hijo mio”. Ah?. A mi amiga por lo menos le ha jodido
mucho la paranoia este tema.
2.
Mi amiga es una exgorda. Las ex gordas, como los
alcohólicos, siempre lo serán. Uno se recupera y deja el trago, o en su caso
adelgaza, pero en realidad, siempre siempre, se tiene mente de gorda. Se nota
cuando uno insiste en comprar ropa mas grande o cuando cree que no cabe, o
hasta cuando le da pena sentarse en las piernas de alguien, no por lo
vagabunda, sino por lo pesada. Así ya la báscula diga que no pesa tanto. Mi
amiga tendrá siempre una mente de gorda. Su solución al tema ha sido hasta el
momento, burlarse de ello. En cuanto le es posible es la primera que se está
burlando de que ya no come quesadillas en el desierto de los leones sino “nopales
con queso” por que #EsdeGordos, o que ciertos postres si se valen por que van
para la tranquilidad mental. O que si igual va a quemar 1000 calorías en 30 kms
de bici, tiene derecho a darse sus gustos calóricos. Hasta ahí, sin problema. Otra
anécdota medio divertida para un almuerzo aburrido. El problema es que mi amiga
ha descubirto ue hay un mooonton de gente con cerebro de gorda. Leáse, gente,
flaca y gorda que se OFENDE por las bromas. Debe ser la misma gente que si
exige que se llamen afroamericanos a los negros, y que no es capaz de admitir
que uno empieza a superar de verdad un tema cuando se puede burlar de él. Se
llama catarsis: si ud ya se puede burlar, ya no le duele. Y a mi amiga no le
duele lo gorda, o lo ex gorda en esencia, le duele que haya gente que se compre
esa pelea, que se indigne, que cree que era una broma personal contra ellos, y
en general, la gente que tiene las dos peores condiciones a saber: una: darse
por aludida en indirectas, y dos: no tener sentido del humor. El peor de todos
los escenarios.
En realidad tengo más peores escenarios pero ya no me dan
para hacer un post. Preguntas sobre si uno está parado en su peor escenario
creo que tenemos todos todo el tiempo. Al menos así le pasa a mi amiga
Levante la mano el que me entienda. Y a ella.