Estoy rodeada de gente maravillosa. Por todas partes. Gente
que me ofrece su casa, que me deja entrar a su vida y a la de mi sobrino, gente
que me acompaña, gente que me pasea, que me enseña su vida, que me regala
perlas de sabiduría tipo “jamás te sientas mejor que otra persona”, gente que
me perdona, gente que sabe lo que puedo ser de terca, gente que maneja 2 horas
y media para verme, que me distrae, que me recuerda, que me presenta a su
familia completa, gente que me abre la puertas, que me manda canciones para el
viaje, gente que me abraza y no me deja ir, gente que me recuerda en 5
plataformas distintas que me extraña, gente que manda conmigo regalos para un
sobrino putativo que tampoco conocía, gente que compara conmigo cicatrices de
guerra, gente que me pide que me conecte un segundo para saludar, gente con la
que sigo jugando apalabrados ahora en modo “vacacional”, gente que se reúne con
mis amigos para compartir mientras yo no estoy y recordarme, gente que me envía
bendiciones, gente a la que no me ha dado el tiempo de ver y me sigue esperando
con calma, gente que me envía mensajes diciéndome que están tan felices como yo…mucha
mucha gente a pesar de los kms, los años, la distancia y mi terquedad.
Estando rodeada de tanta gente maravillosa sería muy vicioso
de mi parte estar preocupada por la poca gente que no te conoce, que te acusa
de ser celosa y ni siquiera lo hace de frente, que te juzga, que te pone
etiquetas que van desde “secretarial” hasta “intensa”, que te llama “no
suficiente”, que cumple lo ya descrito en “el ladrón juzga por su condición” y
que en general no son capaces de tener una relación de amistad sin que acabe en
conflicto.
Estando rodeada de tan maravillosa gente sería una estupidez
acordarse de la gente que simple y llanamente está rota por dentro.
Por eso mejor sigamos entendiendo que dios es el concepto,
idea, y destino al que le sigo agradeciendo haber puesto a mi sobrino en mi
camino. Y a tanta gente maravillosa. Y la oportunidad de estas vacaciones rodeada de gente tan maravillosa
A la que le llevo regalos, además.
Levante la mano el que me entienda.