Desde que decidí que mi vida tenía que cambiar completamente, voy todos los años a consultar a una “Oráculo” (así le digo yo) para que me diga más o menos por dónde me muevo en el año.
La primera vez (2010) el consejo fue “déjese sorprender. Deje de decirle a todo que no”. El segundo año (2011) el consejo fue “atrévase a hacer eso que siempre dijo que no podía hacer” y se supone que este año mi labor es “endulzarme y aprender a ser una niña dulce”.
La vieja lo dice más largo y en una sesión de una hora, pero a mi me gusta resumir el tema en algún tipo de consejo tipo “oráculo” para no sentir que la labor es tan violenta.
En todo caso con el tema de este año, con el “endulzarme y aprender a ser una niña dulce” estoy fracasando estrepitosamente.
Parte del problema es que yo no termino de resolver que traduce ser “una niña dulce”. Sobre todo por que a mi me pudre por dentro la cursilería y me rehuso a ser este tipo de vieja que dice “bebe, nena, amiguis, mamita, nenita” y/o cualquier otra manifestación de cursilería estúpida. Así que siendo ese el límite del “hasta allá no pienso llegar” estoy todavía empantanada en saber hasta dónde si.
El consejo del oráculo fue LITERAL: aprenda a bañarse en miel. JA!. Lo que sea que eso signifique. Claro, ir y comprar el jabón marca Dove con extracto de miel fue la parte fácil para que la vieja no diga que yo no me tomo sus consejos con toda la seriedad y la literalidad del caso. Pero la verdad es que a partir de ahí he estado caminando en círculos. Y ya me siento como la vaca que entre más patalea, más se hunde.
Qué traduce ser una niña dulce?. Endulzarme?. Bañarme en miel?. Tipo 9 semanas y media? O tipo José Miel?. Exactamente de qué miel estamos hablando acá?. Puedo variarle al chocolate?. Lo jodido de que sea sólo una sesión al año es que el resto del tema en teoría lo tengo que resolver sola. Y en esta si me la puso difícil.
A mi me aburre la gente empalagosa. Además, bien diría mi abuela: gente empalagosa, gente amargosa. Y casi siempre ha tenido la razón. Y bueno, también nos sabemos el dicho que dice “se atrapan más moscas con una gota de miel”. Pero en serio uno quiere estar rodeado de moscas?. Serio?. Moscas?. Ni Shakira quiere a las moscas en la casa!!.
Pero la verdad sea dicha es que si tengo un temperamento muy fuerte. Y seco. Y rudo. Y a veces me paso “de calidad”, como dirían en mi tierra, con eso de decirle a la gente las cosas en la cara y sin anestesia. Y normalmente no tengo reparos en decirle a la gente que sus opiniones me importan lo mismo que el sistema reproductor de mi gato (recuerden que lo castre a los 4 meses). Y supongo que en un punto no estaría mal aprender a calmarme, a escoger siempre el no pelear. El no ser grosera. Políticamente correcta y todo lo demás.
Pero insisto, estoy fracasando estrepitosamente con el tema.
Y además, y hasta se me agotaron las ideas y estrategias para lograrlo.
Y nada. Hoy me acorde que uno tiene un blog para ir y dejar por escrito que respecto a la tarea de este año, estoy bastante frustrada. Quién hubiera pensado que el tema de atreverme me parecería más fácil.
Levante la mano el que me entienda.